Suplemento al Mercurio Peruano

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AL

MERCURIO PERUANO N.º 983.

MARIANO SANTOS DE QUIROS,

A SUS CONCIUDADANOS.

César al ver entre sus asesinos à Bru-

to, exclamó dirijiendole la palabra, ¿tu quo-

que fili mi? Expresion que designa un do-

lor mas graduado y mas vehemente que el

que puede esplicar la lengua: al ver yo en-

tre los de mi honor y que cooperaron á la

ruidosa causa de pesquisa (de que hablé

al público en mi manifesto de 1.° del

corriente á un hermano, influido por otro

hermano y entregado á la direccion de hom-

bres que jamas tuvieron otra moral, que

saciar sus bajas pasiones y vengar resen-

timientos personales: mil veces he excla-

mado como César: otras mil he recorda-

do con làgrimas la funesta historia de Eteo-

clo y Polinice, y guardaria el mas profun-

do silencio, si como hombre publico no

me creyese obligado à dar razon de mi

conducta. Este es un deber al que nadie

nadie puede negarse, y yo lo cumplo aho-

gando los sentimientos de mi corazon: ad-

mitan mis conciudadanos, este sacrificio

que consagro al respeto que me merecen.

Al publicarse el nùm. 1 del periódico

titulado Atalaya, me vi precisado a denun-

ciar el articulo subscripto por el amigo de

la justicia, y lor verifiqué, segun aparece del

impreso que se publicó con el núm. 226 del

Mercurio. Declarado haber lugar à for-

macion de causa y descubierto ser el autor

mi hermano Angel, fui ocupado por la ma-

yor estrañeza: entre cien agitaciones que

me cercaron, yo resolvi desistirme del se-

guimiento de la causa, y lo cumpli, cual

consta de mi escrito publicado en el nùm.

232 del citado Mercurio. Ninguna reflexion

me fué bastante para poder evitar este

paso: veia en la arena á un hermano cuyo

nacimiento presencié, cuya educacion pro-

curé &. &. y se estremecia mi espiritu con

la idea de perseguirlo: yo me dejé arras-

trar del amor á un hombre que estuvo en

las mismas entrañas que yo, y jamas me

arrepentiré de esta determinacion. A mi

escrito de desistimiento se proveyó el auto

que sigue.

"Lima y mayo 16 de 1828. - Visto es-

"te escrito con los autos de su materia, se

"ha por desistido del séquito de la causa

"al señor denunciante, por los justos mo-

"tivos que indica y espcialmenta, el de la

"relacion de hermano con el que se ha des-

"cubierto ser autor del papel dununciado:

"cuyo noble sentimiento propio de un mo-

"do recto de pensar, y su empleo y acre-

"ditada conducta, lo ponen á cubierto de

"la inverosimil sindicacion que se le hace

"en dicho papel, por un efecto de resen-

"timiento de asuntos particulares que sin

"duda acaloraron la debil imaginacion u

"jucio del autor, y poniendose esta reso-

lucion en noticia de dicho señor, archí-

"vese lo actuado en la secretaria de la

"Municipalidad. haciéndose saber al mis-

"mo tiempo á D. Angel, el generoso desis-

"timiento del señor su hermano, amones-

"tandolo para que en lo sucesivo se abs-

"tenga de un procedimiento igual al de

"la presente cause, respetando como es de-

bido á dicho señor su hermano, tanto por

"su persona y mayoria de edad, cuanto por

"el empleo que lo condecora, é imprímase

"esta resolucion en el periódico Mercurio

"Peruano.-Aranzaens-Ante mi José Si-

"meon Ayllon Salazar, escribano del Es-

"tado."

Y efectivamente se publicó en el núm/

235 del tal peridoico. Lejos de influir es-

ta franqueza mia en el ánimo de Angel,

movido este por mis enemigos gratuitos,

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y debil por su constitucion fisica, publicó contra mi honor, en recompensa de mi manejo anterior, los remitidos que se leen en el núm. 234 del Mercurio, y núm. 4 de la Atalaya: contesté en el núm. 234 del Telégrafo, en que ofreci decir al público el resultado del juicio que entablé, cuya protesta cumplo ahora.

Los remitidos de Angel fueron en 20 de mayo de 1828, y al dia siguiente 21, presenté judicialmente mi cuenta de los réditos que le corresponden, por dos principales que mi hacienda reconoce á su favor: de esta aparecia, no solo estar pagado Angel hasta esa fecha, sino que me debia la cantidad de 1138 $ 7 y medio reales, y pedi la aprobase ó tachase. Como las miras de mis inmorales enemigos, de quienes Angel era el eco, no eran otras, que minar mi reputacion, sin perdonar calumnia de cualquiera especie, pues no olvidan la maximas del perverso político- Calumnia, que aunque sane la herida, queda la cicatriz:- y como por las cuentas que tenian ante sus ojos se convencian de que Angel seria desmentido muy en breve: tomaron el recurso de eternizar la demanda, y asi es que siendo yo el supuesto deudor, el que entabló la accion, en vez de tacharla, promovieron cien articulos ilegales, y al cabo de mas de dos años cuatro meses aun no se habia tachado, y apesar suyo se hallaba la causa en estado en sentencia. Impelido yo del amor á un hermano menor y desgraciado, sin recordar sus acciones, que solo me merecian compasion, me valí de cuantas personas pudiesen tener algun influjo sobre él, para que evitando un litijio siempre escandaloso y sangriento entre hermanos, nombrase él mismo la persona que gustase, que esta reviese mi cuenta, la liquidase, y decidiese todo punto dudoso: protestando por mi parti conformarme con el nombrado por él: pagarle de contado si le salia á deber, y no cobrarle ejecutivamente si el resultaba deudor. Muchas veces parció conformarse con este plan, otras tantas me engañó, despues de hacerme muy cortos pedidos, hasta que al ultimo convino del nombrar al Sr. D. D. Mariano Ureta, vocal de la corte superior de Arequipa, con el que me conformé en el momento y se le pasaron los autos. Mi alegato no se redujo á otra cosa, que á manifesarle lo destrozado de mi corazon al ver á ese hermano tan desviado de los justo, y gobernado por hombres que habian

de consumar su ruina: que cualquiera duda que se le ofreciese la cortarse en mi contra: que yo pagaria de contaado lo que saliese á deber, y jamas afligiria à Angel si aprarecia deudor. El señor Ureta empeñado de terminar este litijio, por los conociemientos que tenia de mi familia, por la nobleza de su espiritu, y estribado en mi protesta, no tuvo embarazo para llamar al propio Angel, liquidar con él la cuenta, poner solo las partidas que decia este intachables, y cuando se comparó el cargo al descardo, salió deudor. Este éxito al que era debido el aquietamiento de Angel, produjo en él el plan de abandonar el compromiso, pues decia, que su término el seria bochornoso patentizando la ligereza é injusticia con que habia hablado contra mi en los impresos, cuando el podia evitar este lance promoviendo articulos, y alargando la conclusion del juicio, como lo habia hecho en mas de dos años que tenia del curso. El Sr. Ureta no pudo reducirlo otra vez al compromiso, ni menos el que terminase una demanda que á mas de ser escandalosa entre hermanos, era notoriamente injusta por su parte. ¿Como puede creerse que hasta este grado de inmoralidad llegase un joven? Estas fueron las lecciones de mis enemigos, y solo el duro conflicto de mi defensa pudiera arrancarme espresion tan sensible para mi. Aun hay mas, deseosos mis malquerientes de coadyuvar à mi ruina con la indecision de este juicio, abrazaron el partido desesperado, que solo cabe en el corazon mas negro, cual fué influirlo que el modo único con que el podia sacarme dinero, aunque no se lo debiese, era el que en cafees y calles hablase contra mi, que pidiese limosna, y que anduviese en el traje de un pordiosero, exteriordadaes que seguramente harian caer en tierra mi concepto. Estos consejos eran á un joven sin cabeza, desascado y abandonado por caracter, que pasaba los dias y noches en los cafees, y que ya no le era nuevo pedir limosna à que lo habia inclinado su natural abandono, aun desde tiem -po atras en que estaba al lado de mi finado hermano D. D. Francisco Paula donde nada le faltaba para una decente subsistencia. ¿Como pude libertarme yo de enemigos tan perversos y feroces? Sin embargo de mi justo sentimiento, sobreponia á él, el vivo deseo de remediar su suerte miserable: no encontraba otro recurso decoroso que apurar la conclusion de la causa, para que viendo

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